A menudo los prejuicios nos cierran para vivir experiencias enriquecedoras. A priori, la imagen de la película ‘Philomena’ no me atraía para nada, pero al ver que en la cartelera de mi cine preferido no había demasiadas opciones atractivas optamos por mirar el tráiler, y ahí ya vimos que nos conmovería, decidiendo pararlo antes de que acabara, porque normalmente los trailers te cuentan ya toda la película. Así que fuimos a nuestro cine preferido, al que llegamos tras una hora de agradable de paseo, parte del cual es junto al mar, lo que te recarga energías increíblemente. Hay que valorar la inmensa suerte de vivir en una ciudad con mar!
‘Philomena’ es una de las películas más tiernas, dulces y a la vez desgarradoras que he visto últimamente… Me recuerda en ciertos aspectos a ‘What Maisie Knew’ aunque su trama no tiene nada que ver… Pero tienen un punto en común… Las protagonistas de ambos filmes “siguen a su corazón” para conseguir lograr su objetivo. El de Philomena es saber el paradero de su hijo después de 50 años sin saber de él; y el de Maisie era ser capaz de encontrar estabilidad en su hogar… Por imposibles o complicados que parecieran sus sueños, con fé y dejándose guiar por su corazón, los consiguieron.
‘Philomena’ tiene muchas lecciones implícitas. Una de ellas es la de la importancia de “being aware of life synchronicities” (se nota que leo los libros en inglés, porque las palabras me salen así directamente). Es decir, ser consciente de las sincronicidades de la vida. Philomena decide contarle a su hija pequeña que tiene otro hijo nacido hace cincuenta años, del que no sabe nada desde que las monjas del convento en el que la hicieron ingresar para tenerlo se lo entregaron a una familia adinerada. Ese mismo día la hija de Philomena escucha una conversación en la que está involucrada el periodista Martin, y decide explicarle la historia de su madre esperando que le pueda ayudar. Estos hechos “sincronizados” suponen el inicio de esta aventura que vivirán Philomena y Martin.
Otra lección sería la importancia de mantener la fé, a pesar de que puedas tener evidencias que puedan contradecir lo que tú crees… La fé mueve montañas, pero lamentablemente acostumbramos a perderla con bastante facilidad al mínimo contratiempo. Tenemos que intentar mirar más allá y ser “consciente” de las señales que nos manda el universo. En este caso, cuando Philomena ya había perdido la fé, Martin le muestra una “señal” que le llega en forma de “arpa”. El símbolo de la cerveza Guiness, el símbolo de Irlanda, es la insignia que el hijo de Philomena llevaba en su chaqueta. Confieso que este momento me hizo llorar de emoción. La escena es preciosa. Debemos ser capaces de descubrir las “arpas” escondidas en el camino hacia el alcance de nuestros sueños.
También me pareció espectacular la capacidad de compasión que muestra Philomena hacia las monjas que le arrebataron a su hijo. Ella es capaz de perdonarlas a pesar de todo. Hay una frase brillante que le dice a Martin: “I don’t want to hate people… It must be exhausting being angry” (No quiero odiar a la gente… debe ser muy cansado estar enfadado). Hay quienes piensan que no mostrándote enfadado ante alguien que te hiere es “ser tonto”. Pero sinceramente creo que no lo es. Creo que es necesario señalar que te sientes herido, pero no es necesario guardar rencor, porque tan sólo lo sufres tú. Es mejor perdonar, aprender y seguir adelante. Como hace Philomena, perdona y da permiso a Martin para que publique su historia y se descubra la verdad sobre este convento que “traficaba” con los hijos de las adolescentes.
Por otro lado los diálogos son brillantes, y las escenas entre Martin y Philomena son extremadamente tiernas. El trabajo que hacen tanto Judi Dench como Steve Coogan es brillante. La manera en que Martin nunca oculta la verdad a Philomena a pesar de poder herirla, la capacidad que muestra Philomena para entender y aceptar la realidad a pesar de su avanzada edad, y la confianza y respeto entre ambos es enternecedor.
Adoro salir del cine con la sensación de haber pasado un excelente rato. Emocionada y tocada por la historia que me cuentan. Es muy gratificante. Son estas historias que te llegan al corazón... El cine, el teatro, la música... cualquier forma de arte tiene conexión directa con nuestros corazones, por eso consiguen alterarnos tanto y emocionarnos de manera única… Porque van directas del corazón de quien las crea al tuyo, sin artificios. De corazón a corazón, siempre y cuando seamos capaces de abrir las puertas para que los mensajes nos lleguen...
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