martes, 29 de abril de 2014

Dos conclusiones sobre las relaciones

Hoy venía al trabajo en coche pensando en las personas, en cómo necesitamos que los demás crean que nosotr@s y vean en nosotr@s lo que nosotr@s no somos capaces de ver.

Hasta ahora siempre me he considerado bastante “rancia” y “antisocial” y, no es que ahora no lo sea,  pero desde que cambié de trabajo intenté no “juzgar” a nadie y no “caer” en la crítica fácil… Algo que reconozco que siempre he hecho y, sí, aún no he conseguido dejar de hacer. Es una costumbre muy corrosiva. “La crítica es el deporte nacional”, dicen.

En estos últimos meses he experimentado varias situaciones que hoy me han llevado a sacar dos conclusiones que quería compartir con vosotr@s.

Todo el mundo tiene una parte buena, y si consigues verla y potenciarla, puedes conseguir eclipsar la parte “no tan buena”… Vale, sí, ¿quién determina lo que es “bueno” y “malo”? Ya estamos con las típicas categorizaciones católicas… Pero no, ya sabéis de lo que hablo. Todos tenemos partes buenas y malas; partes sensibles, amorosas y dulces; y partes más “crueles”, duras y odiosas… Pero éstas últimas no dejan de ser una protección contra el dolor, una capa que nos ponemos para que no nos hieran más de la cuenta… Y no nos damos cuenta que es efecto rebote. Quizás así no nos hieran, pero lo que proyectamos hiere a la gente y, en consecuencia, ellos también se protegen con esa capa “dura” hiriéndonos a la vez a nosotros…

Y así entramos en un círculo vicioso del que no salimos hasta que nos damos cuenta –de nuevo, la importancia del “ser conscientes”- de que con esas capas negativas no hacemos nada bueno. Ni viéndolas en los demás, ni poniéndonoslas nosotros.

Hay una persona que tiene la habilidad de llevarme a ver siempre su lado bueno. Por muy “mal” que se porte conmigo, por mucho daño que me haga, tras el debido tiempo de dolor y rabia –inevitables aún para mí- siempre consigo ver más allá y ver su lado dulce, y ver que su actitud no es más que un caparazón. Y me he dado cuenta que “pensarla” buena la convierte en buena. Si tú piensas cosas bonitas de alguien, haces que ese alguien sea así… A la mínima que piensas cosas “malas” de él/ella, también lo haces así.

Estoy segura que conocéis a alguien a quién una nueva pareja “ha convertido en mejor persona”. Se ha vuelto más dulce, más honest@… Y no es que la otra persona lo “haya convertido”, es simplemente que, como le trata con amor y desde el amor, y ve todo lo bueno en él/ella, hace que se quite las capas y que salga su verdadero “yo”. Todos en nuestro interior somos AMOR. El problema es que no lo mostramos siempre y los que nos rodean no lo ven.

Estoy convencida de que si nos empeñamos en ver la parte “buena” de los demás, esa parte buena sale a la luz. Tarde o temprano, sale a la luz.

Hoy una compañera me decía de otra que estaba andando y refunfuñando: “Mirala, es que es un gato pisao”. “¿Cómo?”, le digo. “Sí, un gato pisao, que grita y enfurece porque le están pisando y en cuanto le sueltas se le pasa…” Esto es un ejemplo de ver más allá de las apariencias, de intentar buscar “ese interior bueno” que todos tenemos.

Si tú tratas a las personas viendo lo bueno e ignorando lo malo, te acabarán mostrando lo bueno… Ella siempre me dice que “eso es de tontos”, que si te hacen daño no puedes ignorarlo… Yo creo que NO es de tontos. Es de “conscientes”. Es de intentar comprender por qué te hacen daño, tener compasión por ellos, ver que en el fondo tienen una parte dulce que no saben/pueden mostrar, perdonarles y seguir hacia adelante.

Y la segunda conclusión es sobre todo lo contrario. Es la siguiente: si te unes al círculo de crítica y ataque a una persona, acabas eclipsando toda la parte buena que pueda tener, y sólo ves la mala. Y te sientes mal, porque quieres huir de esa persona, porque todo lo que te dicen de ella es malo, y tú acabas sólo viendo lo malo y se acaba comportando desde ese punto de vista, como ratificándote en tu opinión negativa. Pero claro, salir de este círculo vicioso es complicado. Dos opciones: o dejas de hablar de esa persona “a espaldas” de ella (lo cual es complicado porque no depende tan sólo de ti) o tratas de ignorar lo que dicen e intentar “darle la vuelta” a la tortilla (lo cual también puede ser complicado porque te pueden empezar a tratar a ti como “zen”, “floji” o directamente “idiota”).

Esas críticas te pueden llevar incluso a una “repulsión” física hacia la otra persona, porque generamos alrededor de ella tanta energía negativa, que tan sólo su presencia o el pensar en ella te provoca como un nudo en el estómago. Y además, lo vamos retroalimentando con más críticas y comentarios negativos.. Fatal, vamos!

Resumen: todos tenemos cosas buenas, intentemos focalizarnos en ellas y visualizar a las personas que nos rodean desde su “lado bueno”, potenciando toda su dulzura, su maestría y su poder… ¡a ver qué pasa!

No hay comentarios:

Publicar un comentario