¿Por qué nos enfadamos? Gran pregunta de difícil respuesta. Diría que el enfado es la emoción que menos me gusta porque es con la que más me cuesta lidiar, o porque es la que más retos me pone en mi día a día, o porque es la que más daño me hace. Un poco de todo, supongo.
El enfado es una emoción y, como tal, la debemos aceptar como todas ellas, pues forma parte de nuestra experiencia vital. Pero no me resulta fácil.
Desde pequeña he tenido miedo al enfado de los demás. Tanto al de mi madre, como al de mis amigas. Supongo que por eso me fui volviendo tan complaciente, para evitar los enfados. Cuando lo cierto es que no hay nada de malo en ellos. La persona que se enfada es la que debe tramitar su emoción. Tú no puedes ni debes transformarte para evitar que otra persona se enfade. Bueno, como todo, se trata de intentar encontrar el equilibrio entre "ser tú" y que la otra persona "te acepte" tal y como eres. Aquí es imprescindible el diálogo, ser consciente de lo que nos pasa en cada momento y comprometerse a evolucionar.
Pero, como todo comienza cuando somos niños, si rememoro mi infancia, recuerdo que mi madre se enfadaba mucho conmigo. Recuerdo especialmente cómo se enfadaba cada vez que me caía y llegaba a casa con una herida, o cuando "pillaba" anginas "por beber cosas frías y no taparme". Todo era "mi culpa". Que si yo era torpe, que si no hacía lo que ella me decía, que si ya me lo había advertido... Y yo era una niña ejemplar! Vamos, un aburrimiento de niña! Siempre buenas notas, siempre callada... Pero mi madre siempre se enfadaba conmigo. Y no lo soportaba.
Ahora he descubierto que su enfado era fruto de su miedo a que yo sufriera, a que me hiciera deaño y a que lo pasara mal. Bueno, a que yo sufriera, y a que ella sufriera. Su enfado conmigo era la respuesta a su miedo atroz a sufrir por mi sufrimiento. No se daba cuenta de que yo sufría más por su enfado que por el dolor de mis caídas. Pero era así.
Mi querida Teal Swan explica lo que es el enfado de esta manera:
"El enfado es una aversión. Es un impulso para protegerse a uno mismo. Es la respuesta emocional que resulta ante la posible amenaza de que pase algo que tememos, normalmente por el dolor que nos han causado o que pensamos que nos causarán.
El enfado es el sentimiento predominante a nivel cognitivo, psicológico y de comportamiento cuando una persona escoge la opción consciente de tomar acción para parar inmediatamente la amenaza de una fuerza externa a ella. El enfado te separa de esa amenaza. Éste es el verdadero motivo por el que el enfado hiere a las personas, porque pone distancia entre tú y ellos. Es lo contrario al amor y a la unión. Es lo contrario a la cohesión social. Nos separa."
Sí. Supongo que éste es el motivo por el que no soporto los enfados. Porque no soporto la distancia emocional que marca la persona que se enfada. Y por eso no soporto enfadarme y no aguanto en mi propio "estado de enfado" durante mucho tiempo.
Explica Teal que "el enfado es una emoción que cubre el dolor y el miedo, estados que son totalmente desempoderadores" y, por consecuencia, "el enfado sienta mejor que un estado desempoderador como el miedo o la tristeza" Pero, y aquí viene el quid de la cuestión: "Qué ocurre con la gente que se siente mejor sintiéndose culpable que enfadado? ¿O se siente mejor sintiendose deprimido y triste que enfadado?". ¡Esto es lo que a mí me pasa!
Continúa Teal diciendo que si esto ocurre es porque nuestro entorno social (normalmente en aquel en el que crecimos) ha convertido el enfado en algo tan malo que pensamos que enfadarnos nos convierte en malas personas. Hemos percibido que el enfado hiere a las gente y que herir a la gente te convierte en mala persona, y que las malas personas no reciben amor.
En resumen: cada vez que nos sentimos enfadados, inconscientemente nos comenzamos a sentir desempoderados, porque sentimos que seremos abandonados, heridos o que nos quedaremos solos si estamos enfadados.
Pero debemos saber que el enfado no es malo. El enfado hace que marquemos límites. El enfado nos recuerda que algo en nuestra experiencia vital no sigue el camino que debería, y que algo en nosotros necesita atención y amor incondicional. El enfado esconde una vulnerabilidad que debemos descubrir y sanar.
Si hemos decidido que queremos formar parte de esta sociedad, si decidimos que las personas que nos rodean nos importan, debemos alzar la voz cuando estamos enfadados. Pero, en lugar de gritar y de reaccionar sin control, debemos intentar averigual cuál es el dolor o el miedo que se esconde detrás de ese enfado, y necesitamos expresarlo.
Por ejemplo, si te enfadas porque tu pareja te engaña, en lugar de gritarle, o dejar de hablarle sin más, debes intentar expresarle que eso que ha hecho hace que te sientas mal contigo mismo, que sientas que no eres suficientemente bueno y que te sientas traicionado. Debes expresarle tus necesidades, especialmente aquellas que no són cubiertas. De esta manera es más fácil que tus necesidades sean cubiertas.
Si estamos enfadados, debemos intentar averiguar la causa real de ese enfado. ¿Por qué nos sentimos amenazados? ¿Por qué eso nos ha hecho tanto daño? ¿Qué es lo que realmente me da miedo de esta situación? ¿Qué necesidad no tenemos cubierta en esa situación? Si nos sentimos amenazados, nos sentimos vulnerables, y se trata de averiguar ante qué. Se trata de descubrir qué dolor se encuentra escondido bajo ese enfado. Ahí es donde empieza nuestra sanación real. Conociendo nuestras vulnerabilidades, podemos aceptarlas y, a partir de ahí, comunicarlas y tratar de sanarlas.
Os intento poner un ejemplo. ¿Por qué me enfado cuando no me responden mis mensajes? Porque siento que me faltan el respeto, y que no soy importante para la otra persona. Me siento no querida y aflora mi miedo al rechazo y al abandono, que creía haber superado, pero parece ser que no del todo. Al ser consciente de esta vulnerabilidad, debo intentar expresarla y, a la vez, en paralelo, tendría que reconocer que debo seguir trabajando en mi autoestima.
En esta sociedad las relaciones son lo más importante que tenemos, y es básico cuidarlas. Los "enfados" son síntomas de que nos sentimos heridos por una actitud que otra persona ha tenido hacia nosotros que no nos ha gustado por el motivo que sea. Siendo consciente de lo que nos pasa y siendo capaces de hablarlo con la persona en cuestión, podemos conseguir relaciones maduras, fluidas, honestas y amorosas.
Interesante tema éste del enfado! Seguiremos explorándolo!
lunes, 28 de enero de 2019
martes, 15 de enero de 2019
Amar es cuidar
Hoy es uno de esas mañanas en la oficina en las que tengo tiempo libre y lo paso mirando Facebook a ratos. Me aparecen artículos que hablan sobre el amor, las relaciones, los beneficios de dormir junto a la persona que amas... Vamos! Como si fuera un imán. Atrayendo temas que ocupan mis pensamientos y corroborando lo que yo pienso o siento.
Uno de ellos hablaba sobre la importancia de sentirse querido:
"Saber que te quieren es una de las mejores sensaciones que se pueden tener. Es reconfortante. Energizante, diría. Que quieren verte y hablar contigo, que se interesan por cómo estás, que tienen un interés sincero basado en el aprecio verdadero. Eso es maravilloso.
Unas veces, cuando parece que ya nada puede ir peor, llega esa PERSONA y te rescata con una llamada, una caricia o una mirada. En otras ocasiones basta para mantenerte a flote un mensaje rápido o un saludo afectivo que recuerda que eres querido.
Saber que estamos presentes en la mente de alguien, que se preocupan por nosotros y que somos capaces de despertar emociones y sentimientos en alguien es nuestro mejor flotador, un salvavidas que nos saca, sin duda, nuestra mejor sonrisa."
Estoy totalmente de acuerdo con estas líneas. Sentirse querido es fascinante. Es una de las mejores sensaciones de la vida. Sin ninguna duda. El artículo seguía así:
"Necesitamos relacionarnos y alimentar nuestras raíces para seguir creciendo y que de nuestras ramas broten lindas hojas que simbolizan el amor, la salud y la prosperidad. Para nuestra autoestima y nuestro equilibrio anímico es fundamental tener referencias, pilares en los que podamos apoyarnos en un mal momento o ponernos el traje de gala para bailar sin paraguas bajo la lluvia de la alegría.
Que nos quieran incluso cuando hemos cometido un error, que nos parezca increíble que se dejen a un lado las tinieblas, que conozcan nuestra versión más imperfecta y nos mantengan a su lado, que nos guarden, que nos cuiden, que nos den un suspiro.
Porque la construcción de una relación enriquecedora y cálida depende en gran parte de que las alas de los demás quieran volar a nuestro lado y mimar la complicidad de un amor puro y sincero que no conoce los egoísmos."
Suscribo cada una de estas palabras. Me parecen preciosas.
Este artículo estaba enlazado con otro totalmente relacionado que lleva por título "Amar es cuidar: así de simple, así de profundo". De este artículo me conmueve lo siguiente, y también lo suscribo por completo:
"Amar es cuidar. Es simple, no hay amor que se base en el descuido. De hecho, no hay nada que caracterice más el pensamiento de una enamorado que el de cuidar a su pareja. Hacerlo significa mantener los pequeños detalles, valorar a quien tenemos al lado y hacerle sentir especial, escuchado y amado.
Puede parecernos muy obvio, pero la realidad es que lo primero que solemos abandonar es precisamente eso: el cuidado. Conocemos a la perfección la teoría, sabemos que hay que conquistar cada día o que debemos mantener la atención sobre nuestra pareja o la persona a la que queremos.
Sin embargo a la hora de llevar a la práctica esta costumbre del cuidado diario solemos pecar de desinterés y acabamos por dañar nuestra relación con actitudes de indiferencia o de procrastinación, es decir, de postergación de los pequeños detalles.
Amar es cuidar y regar el amor todos los días, para que este no se marchite y no termine muriendo a causa de la pereza y la postergación de detalles. El amor durará tanto como lo cuides y lo cuidarás tanto como lo quieras."
Hace unas meses una amiga me hizo un regalo y, posteriormente me dijo que si no lo cuidaba como era debido, se lo devolviera. Con el paso del tiempo pensé: ¿Debo cuidar esto en lugar de cuidar mi relación con esta persona? ¿Es para ella más importante que cuide un objeto, símbolo de nuestra amistad, que nuestra amistad en sí? No tenía ningún sentido.
¿Por qué no dedicarnos a cuidar la relación en lugar del objeto? ¿No es más importante? Creo que sí. Así que lancé el objeto y me propuse cuidar la amistad. Pero... ¡ay, amigos! Cuidar una relación no es cosa de uno... es cosa de dos! Claro, cuidar un objeto sí es algo individual... Pero una relación... ahí entran en juego dos personas que deben mostrar el mismo interés por cuidar lo que tienen.
El artículo seguía diciendo:
"Si no nos empeñamos en cuidar nuestras relaciones nos arriesgamos a que se pierda la ilusión y las ganas de mantener un afecto o un vínculo que, suponemos, nos hace felices. Pensamos que nuestra pareja o nuestros amigos tienen la obligación de esperarnos, de aguantarnos o de comprendernos ante todo.
Pero la verdad es que podemos tolerar todo excepto que nuestras necesidades sean ignoradas. Con esta idea acabamos sometiendo y sometiéndonos, creando o alimentando círculos viciosos insanos que deterioran los sentimientos que debían haber sido cuidados."
Al final te das cuenta que lo pequeño siempre es más importante. Las conversaciones a las tres de la mañana, las sonrisas espontáneas, las fotos desastrosas que te hacen reír a carcajadas, los poemas de diez palabras que te sacan una lágrima. Una llamada inesperada, un café compartido, la necesidad de compartir aquello que te preocupa o de preocuparte por cómo le ha ido su día a la otra persona… Eso es lo que verdaderamente vale la pena; las cosas diminutas que causan emociones gigantescas.
Solemos excusarnos en el poco tiempo que tenemos, pero lo cierto es que lo que deteriora muchas veces nuestras relaciones es la inercia, los hábitos y la costumbre; es decir, la rutina. Así, lo que a priori no tendría por qué ser negativo si lo manejamos adecuadamente, acaba siendo destructor.
¿Cómo dejamos de cuidar a quienes queremos? No alimentando las sonrisas diarias, tapándonos los ojos y dejando de percibir la reciprocidad. Esto acaba menoscabando la luz que el amor aportaba a nuestra vida y todo se vuelve mucho más superficial. Así nos olvidamos de que amar es cuidar.
Entonces se apaga lo que alimentaba “lo especial”, dejamos de sentirnos amados y parte de nuestra relación comienza a fracasar. Así, la ausencia de muestras de interés y de gratitud acaban generando dudas en una pareja y la unión se vuelve desunión.
No hay receta universal para proteger nuestro amor, pero sí que podemos poner nuestro empeño en que al menos la dejadez no sea lo que lo deteriore. Porque no hay amores que sean en sí mismos eternos, amar es cuidar y eso es lo que tenemos que hacer.
Así, los pilares fundamentales de una relación duradera son: la admiración, la concepción de la pareja como un equipo, el conocimiento profundo del otro, el aprendizaje ante las dificultades y la búsqueda conjunta de soluciones para los problemas y la puesta en común de los desencuentros y encuentros.
Se trata, por tanto, de trabajar la capacidad de comprendernos, aceptarnos y cuidarnos. Por que al fin y al cabo amar es cuidar, algo simple y profundo a la vez."
Aplauso absoluto. AMAR es CUIDAR.
Hoy me han dicho que una pareja que hace años que conozco se acaba de separar. Parecían la pareja ideal. Cada uno tenía sus aficiones. Se respetaban sus espacios. Él se iba un fin de semana a esquiar sin problema. Ella se iba al teatro cuando le apetecía sola. Pero llegó un momento en el que de tanto "buscar sus espacios propios" perdieron su espacio en común. Tras más de 20 años de relación, la que parecía pareja idílica se rompe porque hace años se dejaron de cuidar sin incluso darse cuenta.
Evidentemente, tampoco es óptima una relación centrada tan sólo en espacio comunes, donde no hay lugar para los "espacios propios". Pero se trata de encontrar el equilibrio y, básicamente, de cuidarse mútuamente. Eso es lo más importante.
Cuidar no implica perderse, ni implica estar atado a alguien. Cuidar implica disfrutar haciendo feliz a la otra persona. Cuidar significa estar. Cuidar significa interesarse por cómo está el otro. Cuidar no es ni debe ser un sacrificio. Pero, lo más importante, cuidar a alguien no implica descuidarse a uno mismo. Todo lo contrario, para cuidar a alguien es imprescindible saber cuidarse. Y, a partir de aquí, cuidar y ser cuidada de manera equilibrada.
Así pues, os invito a reflexionar sobre cómo cuidáis vuestras relaciones y sobre si os sentís cuidados por vuestras parejas y amigos. Y, una vez hecha esta reflexión, podáis hablar sobre ello con las personas en cuestión.
Uno de ellos hablaba sobre la importancia de sentirse querido:
"Saber que te quieren es una de las mejores sensaciones que se pueden tener. Es reconfortante. Energizante, diría. Que quieren verte y hablar contigo, que se interesan por cómo estás, que tienen un interés sincero basado en el aprecio verdadero. Eso es maravilloso.
Unas veces, cuando parece que ya nada puede ir peor, llega esa PERSONA y te rescata con una llamada, una caricia o una mirada. En otras ocasiones basta para mantenerte a flote un mensaje rápido o un saludo afectivo que recuerda que eres querido.
Saber que estamos presentes en la mente de alguien, que se preocupan por nosotros y que somos capaces de despertar emociones y sentimientos en alguien es nuestro mejor flotador, un salvavidas que nos saca, sin duda, nuestra mejor sonrisa."
Estoy totalmente de acuerdo con estas líneas. Sentirse querido es fascinante. Es una de las mejores sensaciones de la vida. Sin ninguna duda. El artículo seguía así:
"Necesitamos relacionarnos y alimentar nuestras raíces para seguir creciendo y que de nuestras ramas broten lindas hojas que simbolizan el amor, la salud y la prosperidad. Para nuestra autoestima y nuestro equilibrio anímico es fundamental tener referencias, pilares en los que podamos apoyarnos en un mal momento o ponernos el traje de gala para bailar sin paraguas bajo la lluvia de la alegría.
Que nos quieran incluso cuando hemos cometido un error, que nos parezca increíble que se dejen a un lado las tinieblas, que conozcan nuestra versión más imperfecta y nos mantengan a su lado, que nos guarden, que nos cuiden, que nos den un suspiro.
Porque la construcción de una relación enriquecedora y cálida depende en gran parte de que las alas de los demás quieran volar a nuestro lado y mimar la complicidad de un amor puro y sincero que no conoce los egoísmos."
Suscribo cada una de estas palabras. Me parecen preciosas.
Este artículo estaba enlazado con otro totalmente relacionado que lleva por título "Amar es cuidar: así de simple, así de profundo". De este artículo me conmueve lo siguiente, y también lo suscribo por completo:
"Amar es cuidar. Es simple, no hay amor que se base en el descuido. De hecho, no hay nada que caracterice más el pensamiento de una enamorado que el de cuidar a su pareja. Hacerlo significa mantener los pequeños detalles, valorar a quien tenemos al lado y hacerle sentir especial, escuchado y amado.
Puede parecernos muy obvio, pero la realidad es que lo primero que solemos abandonar es precisamente eso: el cuidado. Conocemos a la perfección la teoría, sabemos que hay que conquistar cada día o que debemos mantener la atención sobre nuestra pareja o la persona a la que queremos.
Sin embargo a la hora de llevar a la práctica esta costumbre del cuidado diario solemos pecar de desinterés y acabamos por dañar nuestra relación con actitudes de indiferencia o de procrastinación, es decir, de postergación de los pequeños detalles.
Amar es cuidar y regar el amor todos los días, para que este no se marchite y no termine muriendo a causa de la pereza y la postergación de detalles. El amor durará tanto como lo cuides y lo cuidarás tanto como lo quieras."
Hace unas meses una amiga me hizo un regalo y, posteriormente me dijo que si no lo cuidaba como era debido, se lo devolviera. Con el paso del tiempo pensé: ¿Debo cuidar esto en lugar de cuidar mi relación con esta persona? ¿Es para ella más importante que cuide un objeto, símbolo de nuestra amistad, que nuestra amistad en sí? No tenía ningún sentido.
¿Por qué no dedicarnos a cuidar la relación en lugar del objeto? ¿No es más importante? Creo que sí. Así que lancé el objeto y me propuse cuidar la amistad. Pero... ¡ay, amigos! Cuidar una relación no es cosa de uno... es cosa de dos! Claro, cuidar un objeto sí es algo individual... Pero una relación... ahí entran en juego dos personas que deben mostrar el mismo interés por cuidar lo que tienen.
El artículo seguía diciendo:
"Si no nos empeñamos en cuidar nuestras relaciones nos arriesgamos a que se pierda la ilusión y las ganas de mantener un afecto o un vínculo que, suponemos, nos hace felices. Pensamos que nuestra pareja o nuestros amigos tienen la obligación de esperarnos, de aguantarnos o de comprendernos ante todo.
Pero la verdad es que podemos tolerar todo excepto que nuestras necesidades sean ignoradas. Con esta idea acabamos sometiendo y sometiéndonos, creando o alimentando círculos viciosos insanos que deterioran los sentimientos que debían haber sido cuidados."
Al final te das cuenta que lo pequeño siempre es más importante. Las conversaciones a las tres de la mañana, las sonrisas espontáneas, las fotos desastrosas que te hacen reír a carcajadas, los poemas de diez palabras que te sacan una lágrima. Una llamada inesperada, un café compartido, la necesidad de compartir aquello que te preocupa o de preocuparte por cómo le ha ido su día a la otra persona… Eso es lo que verdaderamente vale la pena; las cosas diminutas que causan emociones gigantescas.
Solemos excusarnos en el poco tiempo que tenemos, pero lo cierto es que lo que deteriora muchas veces nuestras relaciones es la inercia, los hábitos y la costumbre; es decir, la rutina. Así, lo que a priori no tendría por qué ser negativo si lo manejamos adecuadamente, acaba siendo destructor.
¿Cómo dejamos de cuidar a quienes queremos? No alimentando las sonrisas diarias, tapándonos los ojos y dejando de percibir la reciprocidad. Esto acaba menoscabando la luz que el amor aportaba a nuestra vida y todo se vuelve mucho más superficial. Así nos olvidamos de que amar es cuidar.
Entonces se apaga lo que alimentaba “lo especial”, dejamos de sentirnos amados y parte de nuestra relación comienza a fracasar. Así, la ausencia de muestras de interés y de gratitud acaban generando dudas en una pareja y la unión se vuelve desunión.
No hay receta universal para proteger nuestro amor, pero sí que podemos poner nuestro empeño en que al menos la dejadez no sea lo que lo deteriore. Porque no hay amores que sean en sí mismos eternos, amar es cuidar y eso es lo que tenemos que hacer.
Así, los pilares fundamentales de una relación duradera son: la admiración, la concepción de la pareja como un equipo, el conocimiento profundo del otro, el aprendizaje ante las dificultades y la búsqueda conjunta de soluciones para los problemas y la puesta en común de los desencuentros y encuentros.
Se trata, por tanto, de trabajar la capacidad de comprendernos, aceptarnos y cuidarnos. Por que al fin y al cabo amar es cuidar, algo simple y profundo a la vez."
Aplauso absoluto. AMAR es CUIDAR.
Hoy me han dicho que una pareja que hace años que conozco se acaba de separar. Parecían la pareja ideal. Cada uno tenía sus aficiones. Se respetaban sus espacios. Él se iba un fin de semana a esquiar sin problema. Ella se iba al teatro cuando le apetecía sola. Pero llegó un momento en el que de tanto "buscar sus espacios propios" perdieron su espacio en común. Tras más de 20 años de relación, la que parecía pareja idílica se rompe porque hace años se dejaron de cuidar sin incluso darse cuenta.
Evidentemente, tampoco es óptima una relación centrada tan sólo en espacio comunes, donde no hay lugar para los "espacios propios". Pero se trata de encontrar el equilibrio y, básicamente, de cuidarse mútuamente. Eso es lo más importante.
Cuidar no implica perderse, ni implica estar atado a alguien. Cuidar implica disfrutar haciendo feliz a la otra persona. Cuidar significa estar. Cuidar significa interesarse por cómo está el otro. Cuidar no es ni debe ser un sacrificio. Pero, lo más importante, cuidar a alguien no implica descuidarse a uno mismo. Todo lo contrario, para cuidar a alguien es imprescindible saber cuidarse. Y, a partir de aquí, cuidar y ser cuidada de manera equilibrada.
Así pues, os invito a reflexionar sobre cómo cuidáis vuestras relaciones y sobre si os sentís cuidados por vuestras parejas y amigos. Y, una vez hecha esta reflexión, podáis hablar sobre ello con las personas en cuestión.
miércoles, 9 de enero de 2019
Ser YO
A veces me planteo lo complicado que me resulta ser yo. A veces no sé quién soy. A veces la gente me da rabia y me pregunto: ¿te dan rabia ellos o te das rabia tú por no saber responder ante ellos?
Mi mayor reto este año es ser AUTÉNTICA, ser ÍNTEGRA. Actuar según lo que pienso y lo que siento. El problema es que entonces enviaría a algunas personas a tomar por saco y creo que no es cuestión... O sí, no lo tengo claro. O quizás tendría que actuar y decir "mi verdad" y que pase lo que tenga que pasar.
Hace meses unas amigas me "echaban en cara" cómo podía tener relación con ciertas personas que eran tan diferentes a ella, como si eso supusiera que las "traicionaba". Pero yo creo que es que con cada persona o grupos de personas estableces un vínculo diferente, con lo cual cada persona o grupo de personas saca algo diferente de ti. Es tan simple como eso. Pero parece ser que no todo el mundo lo ve así.
Tengo amigas con las que puedo "hablar de unicornios", explicarles mis teorías metafísicas y mostrarles mi lado más espiritual; otras que cuando las comento se burlan de ellas, y me tengo que limitar a mencionarlas sutilmente y a hablar de otros temas más racionales, o de temas laborales y mostrar mi lado más racional. Amigas con las que "nos ponemos al día" tres o cuatro veces al año. Amig@s con los que predominan las conversaciones sobre el mundo del musical y de la farándula, pero también nos abrimos a nivel emocional. Amigas con las que hablo casi diariamente, algún día de cosas superfluas, otros de cosas más personales. Y lo mejor es que entre todas estas amistades, hay varias con las que puedo hablar absolutamente de todo, exponiéndoles todas mis miserias. No me juzgan, me dan buenos consejos y, encima, me quieren.
Amig@s MUY diferentes. ¿Con quién o quiénes de tod@s SOY YO? Evidentemente, soy 100% YO en la mayoría de ocasiones, con tod@s ell@s. Pero reconozco que a veces tan sólo muestro una parte de mí. No me muestro al 100%. Es curioso. Pero no dejo de ser yo. Tan sólo que muestro una parte reducida de lo que soy. Quizás simplemente porque no da a lugar. O porque me da vergüenza. O porque pienso que mi comentario no interesa, o porque creo que mi opinión en ese momento está fuera de lugar.
Ay! Al mencionar "mostrarse al completo" me ha venido a la mente la desnudez. Está claro que con quien realmente te muestras al completo 200% es con tu pareja, porque conoce también tu parte más íntima y vulnerable, que es súper importante. En la intimidad de dos personas no hay máscaras posibles... O no debería haberlas! Pero bueno, no me voy a desviar del tema...
¿Os habéis parado a reflexionar sobre quiénes sois? ¿Quiénes sois? O... ¿Quiénes creéis que sois? Porque quizás lo que creéis que sois no tiene nada que ver con lo que otras personas piensan que sois. Además,seguro que quiénes sois hoy poco tiene que ver con quiénes érais hace unos años.
Voy a intentar compartir esta reflexión sobre mí con vosotr@s. ¿Quién soy? Diría que soy una mujer sonriente. Aunque a veces esa sonrisa la utilizo como antifaz, y a veces me juega malas pasadas, ya que aparece en momentos sumamente inoportunos y me bloqueo tanto que no sé hacerla desaparecer de mi cara. Pero sonrío bastante, sí, y me gusta hacerlo, aunque eso provoque que tenga las arrugas más marcadas.
Soy simpática y amable en general y borde a veces, sobretodo con mis padres o con personas con las que tengo mucha confianza que, curiosamente, son las que más me quieren. Aunque esto lo estoy intentando corregir.
Soy tímida, muy tímida, y a menudo me siento incómoda entre un grupo de gente. Creo que cuanta más gente hay, menos YO sé ser. Me bloqueo. No sé qué hacer, qué decir, ni cómo reaccionar.
Gano en las distancias cortas. Es decir, en las conversaciones entre dos personas me siento más cómoda y tengo más verborrea. Depende con quién, a veces, demasiada.
Diría que soy callada, pero mi compañera de trabajo actual dice que me gusta hablar tanto o más que a ella. Así que no debo ser tan callada como pienso.
Soy complaciente con algunas personas o en algunos casos; y exigente con otras o en otros casos. Me adapto bastante a las situaciones y no me quejo en exceso; aunque creo que depende del caso...
Me gusta que la gente a mi alrededor se sienta bien, se sienta querida, escuchada y atendida y eso a veces puede suponer un problema... porque no siempre es posible. A veces es necesario decir lo que sientes o lo que piensas aunque eso pueda sentar mal a otra persona. Porque tú también importas y callando, te anulas. Es importante ser asertivo y saber decir las cosas y expresar tus pensamientos y sentimientos de la mejor manera posible, sin "culpar" al otro. Estoy en ello.
Me enfado poco o muy poco; y cuando me enfado, me cuesta mostrarlo. Odio los enfados. No los soporto. Por eso no me gusta enfadarme.
Soy sumamente romántica, dulce y pasional. Me encanta el amor, estar enamorada, vivir momentos mágicos con la persona que amo... Soy algo empalagosa, sí. Me encanta besar, abrazar, tocar, acariciar... Enviar y recibir mensajes de amor... Diría que me pasaría la vida en una nube con mi amor. O como mínimo, una parte del día.
Me encanta el buen rollo, que la gente se quiera, se lleve bien, disfrute, sea feliz y contagie su alegría y su buen humor a todo aquel que le rodea. Intento hacerlo.
Soy bastante sibarita. Me gusta la vida cómoda, la buena comida, la buena bebida, los buenos restaurantes y los buenos hoteles.
Soy algo posesiva y bastante celosa. Lo sé. Es fruto de mis inseguridades. Estoy también en ello.
A veces soy embaucadora y algo lianta. Lo sé, aunque no me guste reconocerlo y sea algo que yo misma critique en otras personas, sé que mi inconsciente a veces me lleva hacia allí. Esto me viene de mi madre!
Soy algo bocas. A veces hablo demasiado, aunque intento no hacerlo. No soy perfecta.
Soy intensa e impaciente. Lo que quiero con locura lo quiero YA. Me pongo nerviosa con cierta facilidad y me emociono mucho por las cosas que realmente me importan. Aunque estoy abriendo la puerta a la paciencia. Cada vez está más cerca de mí y yo me siento más cómoda con ella.
Diría que soy intuitiva, aunque me gustaría serlo aún más; y que intento seguir lo que dicta mi corazón a cada momento. Intento escucharme, saber qué quiero y actuar en consecuencia, lo que está directamente relacionado con el ser AUTÉNTICA e ÍNTEGRA. Es un proceso y estoy en ello.
Soy honesta. Lo que hay es lo que ves a cada momento. Y si lo que ves es "raro", es que lo que hay en ese momento es "raro", pero no sé actuar. Puedo sentirme triste y tratar de estar alegre, pero no quiere decir que esté engañando a nadie, simplemente es que QUIERO estar alegre y lo intento. De hecho, la gente que me conoce bien, me descifra al instante.
Soy "unicornia" y "sirenita". Creo en la magia, en los sueños hechos realidad, en el poder que tenemos como creadores de nuestra propia vida y de nuestra felicidad... y me encanta el mar. Me relaja y me sana.
Soy curranta y responsable 100%. En todos los sentidos.
Soy ordenada. Necesito orden a mi alrededor, tanto mental, como espacial.
Me encanta aprender cosas nuevas cada día, pero odio estudiar.
Soy bastante práctica, de "pim pam". Soy incapaz de pasarme tres horas para escoger un tipo de letra para un diseño; ni de pasarme dos horas escogiendo un vestido. No lo soporto.
Un amigo me decía hace unas semanas que era prepotente. Yo no me considero así para nada pero sé que cuando estoy en un grupo de amigos con los que tengo MUCHA confianza acostumbro a ir algo "de guays" en plan de broma, lo que a veces puede confundir. Pero yo diría que no es prepotencia... o quizás sí! En todo caso, yo me definiría como una persona humilde que hace uso consciente de la prepotencia en situaciones limitadas. Puede que esta definición ya sea prepotente!
Hoy soy más independiente, más creativa, más segura de mi misma, más abierta, y mucho más sociable de lo que lo era hace diez años. Creo que he evolucionado bastante. Me siento orgullosa de ello y quiero seguir evolucionando.
Lo que está claro, y más después de escribir todo esto es que tengo muchos defectos y alguna virtud... Pero diría que esa soy YO... Me encantaría que mis amigas me definieran... Quizás mañana se lo pida a alguna de ellas. Compartiré aquí lo que me digan! :))
¿Y vosotros? ¿Os animáis a definiros? ¿Os animáis a empezar a descubrir quiénes sois? Sólo conociéndonos, aceptándonos y queriéndonos tal cual somos, podemos empezar a evolucionar... intentando modificar poco a poco aquello que más nos disguste de nosotros mismos. Yo sigo en ello!
Mi mayor reto este año es ser AUTÉNTICA, ser ÍNTEGRA. Actuar según lo que pienso y lo que siento. El problema es que entonces enviaría a algunas personas a tomar por saco y creo que no es cuestión... O sí, no lo tengo claro. O quizás tendría que actuar y decir "mi verdad" y que pase lo que tenga que pasar.
Hace meses unas amigas me "echaban en cara" cómo podía tener relación con ciertas personas que eran tan diferentes a ella, como si eso supusiera que las "traicionaba". Pero yo creo que es que con cada persona o grupos de personas estableces un vínculo diferente, con lo cual cada persona o grupo de personas saca algo diferente de ti. Es tan simple como eso. Pero parece ser que no todo el mundo lo ve así.
Tengo amigas con las que puedo "hablar de unicornios", explicarles mis teorías metafísicas y mostrarles mi lado más espiritual; otras que cuando las comento se burlan de ellas, y me tengo que limitar a mencionarlas sutilmente y a hablar de otros temas más racionales, o de temas laborales y mostrar mi lado más racional. Amigas con las que "nos ponemos al día" tres o cuatro veces al año. Amig@s con los que predominan las conversaciones sobre el mundo del musical y de la farándula, pero también nos abrimos a nivel emocional. Amigas con las que hablo casi diariamente, algún día de cosas superfluas, otros de cosas más personales. Y lo mejor es que entre todas estas amistades, hay varias con las que puedo hablar absolutamente de todo, exponiéndoles todas mis miserias. No me juzgan, me dan buenos consejos y, encima, me quieren.
Amig@s MUY diferentes. ¿Con quién o quiénes de tod@s SOY YO? Evidentemente, soy 100% YO en la mayoría de ocasiones, con tod@s ell@s. Pero reconozco que a veces tan sólo muestro una parte de mí. No me muestro al 100%. Es curioso. Pero no dejo de ser yo. Tan sólo que muestro una parte reducida de lo que soy. Quizás simplemente porque no da a lugar. O porque me da vergüenza. O porque pienso que mi comentario no interesa, o porque creo que mi opinión en ese momento está fuera de lugar.
Ay! Al mencionar "mostrarse al completo" me ha venido a la mente la desnudez. Está claro que con quien realmente te muestras al completo 200% es con tu pareja, porque conoce también tu parte más íntima y vulnerable, que es súper importante. En la intimidad de dos personas no hay máscaras posibles... O no debería haberlas! Pero bueno, no me voy a desviar del tema...
¿Os habéis parado a reflexionar sobre quiénes sois? ¿Quiénes sois? O... ¿Quiénes creéis que sois? Porque quizás lo que creéis que sois no tiene nada que ver con lo que otras personas piensan que sois. Además,seguro que quiénes sois hoy poco tiene que ver con quiénes érais hace unos años.
Voy a intentar compartir esta reflexión sobre mí con vosotr@s. ¿Quién soy? Diría que soy una mujer sonriente. Aunque a veces esa sonrisa la utilizo como antifaz, y a veces me juega malas pasadas, ya que aparece en momentos sumamente inoportunos y me bloqueo tanto que no sé hacerla desaparecer de mi cara. Pero sonrío bastante, sí, y me gusta hacerlo, aunque eso provoque que tenga las arrugas más marcadas.
Soy simpática y amable en general y borde a veces, sobretodo con mis padres o con personas con las que tengo mucha confianza que, curiosamente, son las que más me quieren. Aunque esto lo estoy intentando corregir.
Soy tímida, muy tímida, y a menudo me siento incómoda entre un grupo de gente. Creo que cuanta más gente hay, menos YO sé ser. Me bloqueo. No sé qué hacer, qué decir, ni cómo reaccionar.
Gano en las distancias cortas. Es decir, en las conversaciones entre dos personas me siento más cómoda y tengo más verborrea. Depende con quién, a veces, demasiada.
Diría que soy callada, pero mi compañera de trabajo actual dice que me gusta hablar tanto o más que a ella. Así que no debo ser tan callada como pienso.
Soy complaciente con algunas personas o en algunos casos; y exigente con otras o en otros casos. Me adapto bastante a las situaciones y no me quejo en exceso; aunque creo que depende del caso...
Me gusta que la gente a mi alrededor se sienta bien, se sienta querida, escuchada y atendida y eso a veces puede suponer un problema... porque no siempre es posible. A veces es necesario decir lo que sientes o lo que piensas aunque eso pueda sentar mal a otra persona. Porque tú también importas y callando, te anulas. Es importante ser asertivo y saber decir las cosas y expresar tus pensamientos y sentimientos de la mejor manera posible, sin "culpar" al otro. Estoy en ello.
Me enfado poco o muy poco; y cuando me enfado, me cuesta mostrarlo. Odio los enfados. No los soporto. Por eso no me gusta enfadarme.
Soy sumamente romántica, dulce y pasional. Me encanta el amor, estar enamorada, vivir momentos mágicos con la persona que amo... Soy algo empalagosa, sí. Me encanta besar, abrazar, tocar, acariciar... Enviar y recibir mensajes de amor... Diría que me pasaría la vida en una nube con mi amor. O como mínimo, una parte del día.
Me encanta el buen rollo, que la gente se quiera, se lleve bien, disfrute, sea feliz y contagie su alegría y su buen humor a todo aquel que le rodea. Intento hacerlo.
Soy bastante sibarita. Me gusta la vida cómoda, la buena comida, la buena bebida, los buenos restaurantes y los buenos hoteles.
Soy algo posesiva y bastante celosa. Lo sé. Es fruto de mis inseguridades. Estoy también en ello.
A veces soy embaucadora y algo lianta. Lo sé, aunque no me guste reconocerlo y sea algo que yo misma critique en otras personas, sé que mi inconsciente a veces me lleva hacia allí. Esto me viene de mi madre!
Soy algo bocas. A veces hablo demasiado, aunque intento no hacerlo. No soy perfecta.
Soy intensa e impaciente. Lo que quiero con locura lo quiero YA. Me pongo nerviosa con cierta facilidad y me emociono mucho por las cosas que realmente me importan. Aunque estoy abriendo la puerta a la paciencia. Cada vez está más cerca de mí y yo me siento más cómoda con ella.
Diría que soy intuitiva, aunque me gustaría serlo aún más; y que intento seguir lo que dicta mi corazón a cada momento. Intento escucharme, saber qué quiero y actuar en consecuencia, lo que está directamente relacionado con el ser AUTÉNTICA e ÍNTEGRA. Es un proceso y estoy en ello.
Soy honesta. Lo que hay es lo que ves a cada momento. Y si lo que ves es "raro", es que lo que hay en ese momento es "raro", pero no sé actuar. Puedo sentirme triste y tratar de estar alegre, pero no quiere decir que esté engañando a nadie, simplemente es que QUIERO estar alegre y lo intento. De hecho, la gente que me conoce bien, me descifra al instante.
Soy "unicornia" y "sirenita". Creo en la magia, en los sueños hechos realidad, en el poder que tenemos como creadores de nuestra propia vida y de nuestra felicidad... y me encanta el mar. Me relaja y me sana.
Soy curranta y responsable 100%. En todos los sentidos.
Soy ordenada. Necesito orden a mi alrededor, tanto mental, como espacial.
Me encanta aprender cosas nuevas cada día, pero odio estudiar.
Soy bastante práctica, de "pim pam". Soy incapaz de pasarme tres horas para escoger un tipo de letra para un diseño; ni de pasarme dos horas escogiendo un vestido. No lo soporto.
Un amigo me decía hace unas semanas que era prepotente. Yo no me considero así para nada pero sé que cuando estoy en un grupo de amigos con los que tengo MUCHA confianza acostumbro a ir algo "de guays" en plan de broma, lo que a veces puede confundir. Pero yo diría que no es prepotencia... o quizás sí! En todo caso, yo me definiría como una persona humilde que hace uso consciente de la prepotencia en situaciones limitadas. Puede que esta definición ya sea prepotente!
Hoy soy más independiente, más creativa, más segura de mi misma, más abierta, y mucho más sociable de lo que lo era hace diez años. Creo que he evolucionado bastante. Me siento orgullosa de ello y quiero seguir evolucionando.
Lo que está claro, y más después de escribir todo esto es que tengo muchos defectos y alguna virtud... Pero diría que esa soy YO... Me encantaría que mis amigas me definieran... Quizás mañana se lo pida a alguna de ellas. Compartiré aquí lo que me digan! :))
¿Y vosotros? ¿Os animáis a definiros? ¿Os animáis a empezar a descubrir quiénes sois? Sólo conociéndonos, aceptándonos y queriéndonos tal cual somos, podemos empezar a evolucionar... intentando modificar poco a poco aquello que más nos disguste de nosotros mismos. Yo sigo en ello!
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