miércoles, 10 de diciembre de 2014

Sobre el miedo y sus consecuencias...


La semana pasada me despertaba una noticia que me impresionó: Pastora Soler abandona el mundo de la música por miedo escénico.

Me asombró tanto que, aún medio dormida, no pude evitar comentarla en voz alta con ella que, entre susurros y sueños me respondía “sí, sí, es muy fuerte”, sin hacerme demasiado caso.

El MIEDO. FEAR. Esa sensación que nos paraliza y nos aleja de vivir nuestros sueños. ¿Cómo puede tener tanto poder sobre nosotros? O, mejor dicho ¿cómo le damos tanto poder?

De la misma manera que la oscuridad es la falta de luz, el miedo es la ausencia total de amor.

Supongo que, como todo, no hay que evitar el miedo, hay que verlo, sentirlo, ser consciente de que está en ti, y esperar a que se desvanezca.

El que le da poder al miedo es nuestro ego, hace que nos bloqueemos y seamos incapaces de fluir, sentir, y vivir nuevas experiencias. Debemos aprender a no dejarnos gobernar por ese ego, iluminarlo y estar por encima de él.

Este tipo de experiencias, como la que debe superar ahora Pastora Soler al miedo escénico, son las que nos hacen crecer. Las situaciones críticas, de las que parece que no sepamos encontrar la salida, son en realidad un regalo que debemos saber valorar como tal, y que nos ayudarán a evolucionar. En este caso estoy segura que Pastora conseguirá conectar con su esencia, descubrir lo que realmente le apasiona hacer, y pasar con éxito esta etapa.

En mi vida, supongo que como en la de todos, el miedo ha estado y está muy presente. Las exclamaciones o recomendaciones de mi madre siempre van cargadas de miedo: “cuidado con la carretera”, “no lleguéis tarde por la noche”, “no os vayáis tan lejos no vaya a pasar algo”.. y una tras otra de sus advertencias reflejan el miedo que rige su vida como regía la vida de sus padres.

En mi caso, ahora mismo tengo la sensación de que el miedo es lo que nos separa de una persona. Nuestro miedo a seguir sufriendo por no ser capaces de percibir ciertas de sus reacciones como consecuencias del miedo; y su miedo a aceptarse tal y como es y a aceptar el amor sin condiciones.

Me gustaría ser capaz de estar por encima de todas las cosas. De que el amor gobernara mi vida y mi día a día; y de iluminar la vida de todos aquellos que me rodean; consiguiendo que los miedos se desvanecieran por la presencia del amor. Pero, parece ser que no, que de momento me queda un largo camino por recorrer y mucho por aprender… Lo iremos haciendo.

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