En la vida muchas veces nos encontramos con situaciones en las que tenemos que tomar decisiones complicadas. Complicadas porque sabes que esa decisión va a sorprender a alguien y probablemente provoque que ese alguien se decepcione contigo. Decisiones que, a veces, pueden conllevar daños colaterales. Decisiones que quizás preferirías no tomar, taparte la cara con las manos y seguir sorteando el tortuoso terreno como buenamente puedas.
Creo que cuando nos encontramos en la vida en un punto donde nuestro camino se divide en dos, normalmente tenemos claro hacia dónde ir pero, nos producen tanto miedo las consecuencias que esa decisión pueda tener, que retrasamos la decisión lo máximo posible y, a veces, incluso puede ser que decidamos tomar el camino más fácil. Aunque no sea lo que realmente deseamos.
Si miro hacia atrás en mi vida creo que puedo sentirme orgullosa de haber escogido los caminos más tortuosos que, a su vez, me han llevado a grandes paraísos. Aunque para ello he tenido que sortear alguna que otra dificultad. Pero ha valido la pena.
No sé vosotros, pero yo tengo un indicador claro de qué camino tomar. La boca de mi estómago. Grita como loca diciéndome lo que tengo que hacer. No hay duda de lo que quiero pero, ay amig@s! Cuando mis entrañas gritan es que me toca enfrentarme a algún que otro marrón y sortearlo de la mejor manera posible. Es cierto que a veces los obstáculos son más fáciles de superar que otras pero, en general, hay que saltarlos. No queda otra. Hay que ir de frente y dar la cara. No vale esconderse y pasar de puntillas a ver, si con un poco de suerte, nadie mira.
Ese nudo que siento en la boca del estómago siempre es una señal para que me escoja a mí. Que escoja lo que mi corazón anhela, lo que mi alma ansía y lo que está alineado con mi camino. Que escoja lo que hace que sea más YO, más auténtica, lo que se acerca más a mí.
No es fácil, pero hay que hacerlo y, os aseguro que nunca os arrepentiréis de tomar esa decisión, porque os estáis escogiendo a vosotros. Ante la duda, siempre escogeros a vosotros. Nunca falla.
Si miro hacia atrás recuerdo algunas de las decisiones más importantes de mi vida. Aquellas que provocaron conflictos que tuve que superar. Pasados los años, os aseguro que volvería a tomar esas mismas decisiones, aunque me hicieron pasar malos tragos... a veces muy malos tragos!
¿Las más difíciles?
- Decidir dejar los estudios de Ingeniería Superior por trabajar en la radio sin cobrar. A mis padres les provocó una gran frustración y me costó muchísimo transmitirles mi decisión pero, lo hice, y fui feliz.
- Decidir iniciar una relación de pareja con una chica a los 23 años. Esa fue realmente complicada ya que tuve que "enfrentarme" a toda mi familia y amigos. Especialmente a mis padres.
- Decidir decir NO a una interesante propuesta de trabajo en TV3 y a otra con una compañía teatral de unos amigos. Nada fácil, especialmente la segunda!
- Decidir finalizar una relación de pareja estable de 18 años por un amor loco que nadie sabía dónde me llevaría.
- Decidir no ver más a la persona que amo locamente porque me estaba perdiendo a mí misma por la manera en la que vivíamos esa relación.
Creo que cuando nos encontramos en la vida en un punto donde nuestro camino se divide en dos, normalmente tenemos claro hacia dónde ir pero, nos producen tanto miedo las consecuencias que esa decisión pueda tener, que retrasamos la decisión lo máximo posible y, a veces, incluso puede ser que decidamos tomar el camino más fácil. Aunque no sea lo que realmente deseamos.
Si miro hacia atrás en mi vida creo que puedo sentirme orgullosa de haber escogido los caminos más tortuosos que, a su vez, me han llevado a grandes paraísos. Aunque para ello he tenido que sortear alguna que otra dificultad. Pero ha valido la pena.
No sé vosotros, pero yo tengo un indicador claro de qué camino tomar. La boca de mi estómago. Grita como loca diciéndome lo que tengo que hacer. No hay duda de lo que quiero pero, ay amig@s! Cuando mis entrañas gritan es que me toca enfrentarme a algún que otro marrón y sortearlo de la mejor manera posible. Es cierto que a veces los obstáculos son más fáciles de superar que otras pero, en general, hay que saltarlos. No queda otra. Hay que ir de frente y dar la cara. No vale esconderse y pasar de puntillas a ver, si con un poco de suerte, nadie mira.
Ese nudo que siento en la boca del estómago siempre es una señal para que me escoja a mí. Que escoja lo que mi corazón anhela, lo que mi alma ansía y lo que está alineado con mi camino. Que escoja lo que hace que sea más YO, más auténtica, lo que se acerca más a mí.
No es fácil, pero hay que hacerlo y, os aseguro que nunca os arrepentiréis de tomar esa decisión, porque os estáis escogiendo a vosotros. Ante la duda, siempre escogeros a vosotros. Nunca falla.
Si miro hacia atrás recuerdo algunas de las decisiones más importantes de mi vida. Aquellas que provocaron conflictos que tuve que superar. Pasados los años, os aseguro que volvería a tomar esas mismas decisiones, aunque me hicieron pasar malos tragos... a veces muy malos tragos!
¿Las más difíciles?
- Decidir dejar los estudios de Ingeniería Superior por trabajar en la radio sin cobrar. A mis padres les provocó una gran frustración y me costó muchísimo transmitirles mi decisión pero, lo hice, y fui feliz.
- Decidir iniciar una relación de pareja con una chica a los 23 años. Esa fue realmente complicada ya que tuve que "enfrentarme" a toda mi familia y amigos. Especialmente a mis padres.
- Decidir decir NO a una interesante propuesta de trabajo en TV3 y a otra con una compañía teatral de unos amigos. Nada fácil, especialmente la segunda!
- Decidir finalizar una relación de pareja estable de 18 años por un amor loco que nadie sabía dónde me llevaría.
- Decidir no ver más a la persona que amo locamente porque me estaba perdiendo a mí misma por la manera en la que vivíamos esa relación.
En todas esas decisiones, puedo recordar perfectamente cómo mi estómago me decía a gritos lo que tenía que hacer. Simplemente debía escucharle y actuar.
Estos días me ha tocado enfrentarme a una decisión complicada en la que mi estómago también ha hablado aunque, revisando éstas que acabo de compartir, me he dado cuenta de que no lo ha sido tanto. Para nada! Lo que pasa es que, en el instante en el lo vivimos se nos hace un mundo. Pero escribir estas líneas ha hecho que me de cuenta que no era tan difícil que nuevamente se trataba de elegirme a mí y que, si alguien te quiere tal y como tú eres, no lo puedes perder por ser tú misma. Y, si no, pues no pasa nada si lo pierdes, porque realmente no te quería como eres.
¿Cuáles han sido vuestras decisiones más difíciles? ¿Os debéis enfrentar a alguna especialmente importante actualmente? Si es así, recordad siempre: ELEGIROS A VOSOTROS MISMOS. Nunca falla!
¿Cuáles han sido vuestras decisiones más difíciles? ¿Os debéis enfrentar a alguna especialmente importante actualmente? Si es así, recordad siempre: ELEGIROS A VOSOTROS MISMOS. Nunca falla!
No hay comentarios:
Publicar un comentario