lunes, 20 de mayo de 2019

¿Tienen las enfermedades un origen emocional?

Hace unos días mantenía una interesante discusión sobre la validez de la medicina alternativa frente a la medicina alopática.

La Medicina Alopática se basa fundamentalmente en tratar enfermedades a través de sustancias químicas que actúan por el mecanismo de “los contrarios”. Esto es: si hay gripe, se suministra un antigripal; si hay fiebre, se receta un antifebril; si hay inflamación, se medica con un antiinflamatorio. Esta medicina, la que todos conocemos, la "oficial" en nuestra sociedad occidental, basa su tratamiento principalmente en la dolencia que aqueja al paciente. Se enfoca más en la enfermedad y no tanto en el enfermo.

Existe una intensa, extensa y complicada carrera universitaria cuyo objetivo es formar a médicos profesionales. La medicina alopática es una ciencia donde todo está demostrado. Nadie duda de su eficacia. Aunque cada vez más a menudo escucho casos en los que los médicos no son capaces de diagnosticar con acierto una enfermedad, muchas de ellas relacionadas con la neurología.

Por otro lado, la medicina alternativa se fundamenta en estudios ancestrales que no tienen una evidencia científica, ya que su base es la energía vital, un elemento que no es tangible. En la medicina alternativa la relación cuerpo-mente es básica. “Mens Sana in Corpore Sano” decían ya en el siglo II los sabios romanos.

Es curioso cómo la Física se ha dedicado a estudiar diferentes tipos de energía: la solar, la eólica, la hidroeléctrica, la energía de los fósiles (gas, petróleo, carbón), pero en cambio obvia algo tan básico como la energía vital. A ello se ha dedicado la filosofía china, los chamanes, la filosofía hindú… Pero la mayoría de científicos occidentales no quieren ni oír hablar de estos temas, y mucho menos los profesionales de la medicina alopática. Aunque, por suerte, hay algunos médicos que están abriendo su mente. No los suficientes. Sería ideal que existiera una comunión entre las dos medicinas.

Hay varias corrientes y terapias alternativas: la acupuntura, el reiki, la polaridad…Todas ellas, aunque utilizan diferentes técnicas, tienen un objetivo común: equilibrar la energía corporal eliminando los bloqueos energéticos de nuestro cuerpo.

Según la medicina alternativa -al menos tal y como yo la entiendo- toda enfermedad es el resultado de un bloqueo energético en nuestro cuerpo, originado a su vez por un conflicto emocional.

De esta manera, la enfermedad o el dolor son los que nos alertan de ese conflicto para que podamos trabajarlo y sanarlo. Y hay dos maneras de hacerlo: a nivel físico, equilibrando las energías corporales; y/o a nivel emocional, tratando de descubrir cuáles son los pensamientos que dan lugar a las emociones que provocan ese bloqueo y modificarlos.

Evidentemente, la medicina alopática es mucho más rápida y efectiva, sobretodo con las dolencias más habituales: ¿Tienes lumbago? Tómate antiinflamatorios y el dolor desaparecerá. ¿Tienes fiebre? Paracetamol. ¿Infección de orina? Monurol…. Y así con la multitud de dolencias y medicamentos para combatirlas que existen.

Los dolores desaparecerán, pero lo interesante es averiguar el origen. ¿Por qué se ha producido ese desajuste? ¿Cuáles de las emociones que habitan en mi lo están provocando? ¿Cuál es mi conflicto interior? ¿Soy consciente o inconsciente de él?

Mis amigas están bastante cansadas de mí porque cada vez que les duele algo busco en internet el origen emocional de esa dolencia y se lo explico… Normalmente me ignoran, pero bueno, igual algo queda.

El dolor o la enfermedad desaparecerá en cuanto logres equilibrar tu energía vital y eliminar los bloqueos internos. En cuanto halles el conflicto interior que lo ha solucionado y lo sanes. Pero claro, esto es mucho más lento y complicado.

¿Cuál es el problema? Que no hay evidencia científicas “válidas para los occidentales” que expliquen la efectividad ni el funcionamiento de la medicina tradicional; aunque hay infinidad de libros que explican los fundamentos de las diferentes medicinas.

Por ejemplo, en cuanto a la medicina china, basada en el concepto del chi (o energía vital), uno de estos libros es 'Los Fundamentos de la Medicina China. Texto de Referencia para Acupuntores y Fitoterapeutas',  Escrito por Giovanni Maciocia, una de las máximas autoridades occidentales, el libro constituye uno de los libros de consulta de medicina china de más éxito jamás publicado. Rigurosamente basada en los textos chinos clásicos y modernos, esta obra describe la aplicación de la teoría médica china en el contexto de la práctica clínica occidental.

Otro libro muy interesante que explica con detalle el funcionamiento de los chakras, el significado de sus disfunciones y la manera de sanarlos es 'Manos que curan' de Barbara Ann Brennan, sanadora, terapeuta y científica norteamericana que ha dedicado más de veinte años al estudio y exploración del campo de la energía humana.

Hace más de tres años que me compré este libro y llevo todo este tiempo intentando leerlo, pero encuentro sus explicaciones bastante complicadas y, además, Barbara tiene un don que le permite percibir los chakras y ver los diferentes campos energéticos que rodean nuestros cuerpos, algo que yo no he logrado hacer, con lo cual, me cuesta seguir y comprender todo lo que explica. Barbara evidencia cómo logra sanar a través de sus manos cualquier tipo de dolencia contando, por supuesto, con la colaboración y participación activa de la persona implicada.

Por suerte yo puedo sentirme agradecida por no tener grandes dolencias. Sin embargo, el dolor lumbar en la parte izquierda de mi espalda es mi punto débil. Tengo lumbago periódicamente desde hace ya varios años. Y sé que es porque no logro resolver el conflicto emocional que lo provoca. (Si os interesa saber cuáles son simplemente hay que buscar en Google “lumbago origen emocional” y aparecen un montón de páginas explicándolo).

Pero mi terapeuta de polaridad consigue milagros. Siempre que tengo un ataque fuerte de lumbago entro a su consulta caminando torcida y salgo caminando recta y prácticamente sin dolor. Ella consigue equilibrar mi cuerpo energéticamente con tan sólo una sesión de una hora presionando determinados puntos de mi cuerpo. El trabajo después me toca hacerlo a mi a nivel mental y emocional.

La semana pasada tuve mi último “ataque de lumbago”. Fui a visitarla y le dije. ¿Me puedes decir qué ejercicios hacer para evitar que me vuelva a pasar? Y me señaló la cabeza y me dijo: “te puedo decir muchos ejercicios, pero el principal que debes hacer es cambiar tu manera de pensar y eliminar el miedo”. ¡Como si fuera tan fácil! En fin… que estoy en ello!

Es cierto que la mente es poderosa y que si crees que algo te irá bien, probablemente te irá bien. Pero eso en sí ya es una manera de cambiar nuestra energía y facilitar nuestra recuperación.

Asumir nuestra responsabilidad en nuestra salud física y emocional no es fácil. Sobretodo cuando se trata de enfermedades muy graves. Es un tema delicado de tratar, porque no todo el mundo está dispuesto a abrir su mente, cambiar sus perspectivas, aprender, descubrir y a mirar hacia adentro.

La vida es un viaje apasionante y tratando de descubrir sus misterios entramos en un pozo interminable de sabiduría en el que, a medida que vamos avanzando, tan sólo vamos descubriendo lo poco que realmente sabemos.

miércoles, 8 de mayo de 2019

¿Debes tomar una decisión? Elígete a ti misma/mismo!

En la vida muchas veces nos encontramos con situaciones en las que tenemos que tomar decisiones complicadas. Complicadas porque sabes que esa decisión va a sorprender a alguien y probablemente provoque que ese alguien se decepcione contigo. Decisiones que, a veces, pueden conllevar daños colaterales. Decisiones que quizás preferirías no tomar, taparte la cara con las manos y seguir sorteando el tortuoso terreno como buenamente puedas.

Creo que cuando nos encontramos en la vida en un punto donde nuestro camino se divide en dos, normalmente tenemos claro hacia dónde ir pero, nos producen tanto miedo las consecuencias que esa decisión pueda tener, que retrasamos la decisión lo máximo posible y, a veces, incluso puede ser que decidamos tomar el camino más fácil. Aunque no sea lo que realmente deseamos.

Si miro hacia atrás en mi vida creo que puedo sentirme orgullosa de haber escogido los caminos más tortuosos que, a su vez, me han llevado a grandes paraísos. Aunque para ello he tenido que sortear alguna que otra dificultad. Pero ha valido la pena.

No sé vosotros, pero yo tengo un indicador claro de qué camino tomar. La boca de mi estómago. Grita como loca diciéndome lo que tengo que hacer. No hay duda de lo que quiero pero, ay amig@s! Cuando mis entrañas gritan es que me toca enfrentarme a algún que otro marrón y sortearlo de la mejor manera posible. Es cierto que a veces los obstáculos son más fáciles de superar que otras pero, en general, hay que saltarlos. No queda otra. Hay que ir de frente y dar la cara. No vale esconderse y pasar de puntillas a ver, si con un poco de suerte, nadie mira.

Ese nudo que siento en la boca del estómago siempre es una señal para que me escoja a mí. Que escoja lo que mi corazón anhela, lo que mi alma ansía y lo que está alineado con mi camino. Que escoja lo que hace que sea más YO, más auténtica, lo que se acerca más a mí.

No es fácil, pero hay que hacerlo y, os aseguro que nunca os arrepentiréis de tomar esa decisión, porque os estáis escogiendo a vosotros. Ante la duda, siempre escogeros a vosotros. Nunca falla.

Si miro hacia atrás recuerdo algunas de las decisiones más importantes de mi vida. Aquellas que provocaron conflictos que tuve que superar. Pasados los años, os aseguro que volvería a tomar esas mismas decisiones, aunque me hicieron pasar malos tragos... a veces muy malos tragos!

¿Las más difíciles?

- Decidir dejar los estudios de Ingeniería Superior por trabajar en la radio sin cobrar. A mis padres les provocó una gran frustración y me costó muchísimo transmitirles mi decisión pero, lo hice, y fui feliz.

- Decidir iniciar una relación de pareja con una chica a los 23 años. Esa fue realmente complicada ya que tuve que "enfrentarme" a toda mi familia y amigos. Especialmente a mis padres.

- Decidir decir NO a una interesante propuesta de trabajo en TV3 y a otra con una compañía teatral de unos amigos. Nada fácil, especialmente la segunda!

- Decidir finalizar una relación de pareja estable de 18 años por un amor loco que nadie sabía dónde me llevaría.

- Decidir no ver más a la persona que amo locamente porque me estaba perdiendo a mí misma por la manera en la que vivíamos esa relación.

En todas esas decisiones, puedo recordar perfectamente cómo mi estómago me decía a gritos lo que tenía que hacer. Simplemente debía escucharle y actuar.
 
Estos días me ha tocado enfrentarme a una decisión complicada en la que mi estómago también ha hablado aunque, revisando éstas que acabo de compartir, me he dado cuenta de que no lo ha sido tanto. Para nada! Lo que pasa es que, en el instante en el lo vivimos se nos hace un mundo. Pero escribir estas líneas ha hecho que me de cuenta que no era tan difícil que nuevamente se trataba de elegirme a mí y que, si alguien te quiere tal y como tú eres, no lo puedes perder por ser tú misma. Y, si no, pues no pasa nada si lo pierdes, porque realmente no te quería como eres.

¿Cuáles han sido vuestras decisiones más difíciles? ¿Os debéis enfrentar a alguna especialmente importante actualmente? Si es así, recordad siempre: ELEGIROS A VOSOTROS MISMOS. Nunca falla!