jueves, 29 de octubre de 2015

A kind of poem about self-respect...


We keep giving the power of our happiness to others,
to those who aren't able to appreciate all our values,
to those who show us that we are NOT appreciating all our values,
because if we did,
we wouldn't allow no one to treat us like they do.


I keep giving the power of my happiness to you.
You, who are not able to look at my eyes and say how you feel.
You, who are covered with lies that you tell yourself to escape from your own world.
You, who are full of fear you don't even know you feel.
You, who give the power of your own happiness to everything else but you and me.


We don't realize that the most important thing we lack is self-respect.
If we respected ourselves, we'd be able to establish boundaries.
If we respected ourselves, we'd learn to say NO when it's needed.
If we respected ourselves, we won't allow unrespect from others.
If we loved ourselves enough, we'd respect ourselves.


Stop for a minute. Look inside.
You have everything you need to be happy.
Fix your standards. Think about how you love and respect yourself.
And from now on, don't allow anything less to come into your life.
Because you deserve the best. Because YOU ARE THE BEST.

martes, 13 de octubre de 2015

Sobre la dignidad vs el amor incondicional…

Además de mi propia experiencia, a mi alrededor hay dos personas que están viviendo situaciones similares, planteándonos también esta pregunta. No teniendo nada clara la respuesta. O, mejor dicho, teniéndola clara teóricamente, pero cayendo en “¿errores?” a nivel práctico. Pongo “errores” entre comillas, porque no tengo claro si son errores o no.

Este blog se llama “sigue a tu corazón”, así que si estos “errores” son fruto de escuchar a nuestro corazón y no a nuestra razón, supongo que no deben ser errores. Aunque cualquiera que observara la situación desde fuera seguramente opinaría lo contrario.

Explico lo que intento decir. Hay personas que te atrapan de manera especial. No sabes por qué pero te conquistan a nivel emocional, entran dentro de ti, conectas con ell@s intensamente. Y no tienes por qué desear una relación romántica con ell@s... O sí… Pero no me refiero tan sólo al típico “enamoramiento”. Va más allá.

Por esa persona eres capaz de hacer cualquier cosa. Te conviertes en su “¿protector?” o “¿salvador?”. Ves un mensaje suyo, te entra una alegría inmensa y respondes al instante; te preocupa su bienestar; eres capaz de sentir cómo se siente a distancia; y de golpe, no te das cuenta, y estableces una relación desequilibrada, en la que una parte da un 90% y la otra tan sólo un 10%.

Además, la parte baja de la balanza, el “receptor”, tiene la “osadía” de faltar al respeto al “protector”. No respondiendo sus mensajes, ignorándole e, incluso, en ocasiones despreciándole.

Pero claro, el “protector”, como tal, aunque se siente dolido por tal “agravio”, es comprensivo. Es mucho más maduro y entiende (o intenta entender) porqué la otra persona reacciona así, y le perdona. Así una tras otra, tras otra vez… hasta mil! Pero claro, las heridas que el “receptor” provoca en el “protector” son cada vez más profundas, porque cuando una aún no se ha sanado, llega otra que hace que la primera sea más dolorosa. Entonces ¿qué pasa? ¿qué se debe hacer?

¿Debemos auto-protegernos y marcar distancias con la otra persona “inconsciente” que no es capaz de saberse merecedor de tu ayuda/apoyo/amor? ¿Debemos seguir estando “por encima de todas las cosas” y comprender que la otra persona no es consciente de lo que hace pero que, en el fondo, te quiere y respeta aunque no lo sabe demostrar, y seguir estando a su lado? ¿Qué creéis?

Mis amigas lo tienen claro. Debemos abandonar. Debemos sabernos merecedores de respeto por encima de todas las cosas. Marcar distancias y decir adiós.

Nosotras no lo tenemos tan claro. Y las personas que están a mi alrededor, que se encuentran en situaciones similares, tampoco. Porque yo las veo seguir perdonando y entendiendo y dándolo todo pero, ¿hacen bien? ¿hacemos bien?

No lo sé. Supongo, que mirando desde fuera, lo que tienes que hacer es comunicarle a la otra persona que te está hiriendo con sus actos, que te debe respeto y, a partir de ahí, observar si cambia su actitud hacia ti o no. Si no es así, debes marchar.

Dicen que no tienes que esperar a que nadie cambie, debes cambiar tú. Y también dicen, y es evidente, que las relaciones deben ser equilibradas. Si no lo son, algo va mal.

Respecto a este tema es muy interesante este artículo/audio de Jennifer Kass http://www.jenniferlkass.com/are-you-over-giving-how-to-start-receiving-more/, del que, ahora mismo, me quedo con esta frase: “A veces el mayor regalo que puedes hacerles es ofrecerles espacio para crecer a su propio ritmo. Sí, a veces eso significa que no debes estar ahí y debes marchar.”

Por muy triste y duro que nos pueda parecer, es cierto, a veces debemos marcharnos para ayudar a esa persona y a nosotros mismos.

martes, 6 de octubre de 2015

Sobre conversaciones no mantenidas y falta de entendimiento…


A veces sientes una necesidad imperiosa de enviar una carta a alguien. Perdón, las cartas ya no se llevan… De enviar un email a alguien, de enviarle un mensaje, de poder tener una conversación intensa con alguien, cara a cara, tranquilamente, dejando fluir los sentimientos, sin reproches. Simplemente exponiendo cómo te sientes. Porque piensas que si la otra persona supiera cómo te sientes cambiaría su forma de actuar… Aquí está el error. La gente no cambia tan fácilmente. Nos cuesta ponernos en la piel de otra persona. Y, por otro lado, nos cuesta admitir nuestras debilidades. Hay cosas que no queremos ver. Por mucho que nos las digan, no las queremos ver, y hay cosas que están tan dentro de nosotros que aunque nos las pusieran delante de nosotros mismos las negaríamos rotundamente. Somos así.

¿Qué podemos hacer en estos casos?  Para mí, lo ideal sería siempre poner tener una conversación sincera. Dentro de la sinceridad que cada uno de nosotros es capaz de asumir. Dentro de lo sinceros que seamos con nosotros mismos. Hay veces que sabes algo de otra persona que aquella no sabe aún. No sabe o no quiere saber. Ante eso no puedes hacer nada. Debes esperar a que lo descubran por sí mismo, si es que algún día llegan a hacerlo… Pero mientras tanto, tienes dos opciones:

1. Desesperarte y hundirte en la miseria intentando que las cosas cambien.
2. Aceptarlo todo tal y como es. Rendirte y dejar ir.

Es evidente que la opción buena es la segunda. Pero tendemos hacia la primera. ¿Cómo pasar de la una a la otra? Esforzándonos en romper cánones de comportamiento. Observándonos desde fuera, siendo conscientes que la primera opción no nos lleva a ningún lugar sano, e intentando aprender a relajarnos, aceptar, dejar ir y confiar… Confiar que el universo trabaja SIEMPRE a nuestro favor. SIEMPRE.

Una cosa que podemos hacer si tenemos esta necesidad imperiosa de sacar lo que tenemos dentro, de expresar nuestros sentimientos y frustraciones, es escribir una carta a esa persona, pero no enviársela, sino quemarla.

A veces sabes que alguien no está preparado para escuchar cómo te sientes, que quizás es demasiado para él/ella. Está en otro punto, no está receptivo, y sabes que no te va a comprender… Lo sabes, porque anteriormente has intentado explicarle lo que te pasa sin éxito… Así que, ante esa “frustración”, lo mejor es tomar una actitud de ACEPTACIÓN. Tenemos que aceptar que cada uno está en un momento diferente de evolución, y que cada uno entiende lo que es capaz de entender y aceptar en ese momento.

Hace unos días una amiga me comentaba que era incapaz de perdonar a su madre por cómo la había tratado y la sigue tratando a veces: con cierto desprecio, ninguneándola… Reflejando su propia frustración, rabia y resentimiento sobre ella… Ella se lo había intentando decir, pero no había manera que lo aceptara. Es complicado, pero debemos intentar entender que no todo el mundo es capaz de ver las cosas como nosotros las vemos… Como dice Don Miguel Ruiz: “cada uno vive su propia película” y nos sorprendería ver cómo es la realidad de los que nos rodean, cómo es su propia película… Esto es algo que se ve de manera muy evidente en la serie ‘The Affair’. Los dos protagonistas explican una misma realidad desde su punto de vista, y las historias son completamente diferentes.

Tenemos que entender que cada uno de nosotros vive su propia película, y que lo que yo vea, viva, sienta o experimente con una cierta situación quizás no tenga nada que ver con lo que tú veas, vivas, sientes o experimentes con esa misma situación. Entonces, lo mejor que podemos hacer es relajarnos, no tomarnos nada personalmente, y vivir intentando disfrutar cada momento, cada instante… Porque siempre hay algo bueno a nuestro alrededor…

Céntrate un momento: ¿qué tienes a tu alrededor por lo que te sientas agradecid@? Un cielo azul, un día fantástico, gente que te quiere tal y como eres, la sonrisa de un desconocido… Debemos quedarnos con todas esas pequeñas cosas…  No sé por qué la mayoría de las veces tenemos estas actitudes derrotistas y pesimistas…

En todo caso, lo bueno es que después de una tormenta siempre aparece el arcoíris… tan sólo tenemos que saber mirar hacia él y apreciarlo!