lunes, 16 de febrero de 2015

Breve reflexión sobre el poder de los pensamientos

Yo no dejo de decirle: “si supieras el poder que tiene lo que piensas, cambiarías tus pensamientos”. Pero, nada cambia. Al no ser realmente conscientes de este poder, caemos una y otra vez en el mismo error. No cesamos de quejarnos, de juzgar, de “criticar”, en lugar de agradecer, alabar, contemplar…

Es evidente que son hábitos aprendidos y, como son mayoritarios, a la mínima nos dejamos llevar por ello. Sin darnos cuenta ya estamos juzgando a la primera persona que se nos cruza en nuestro camino, el comportamiento de un amigo, cualquier cosa…

¿Cómo podemos cambiar este hábito? Supongo que se trata de ser conscientes del momento en el que caemos en el error y hacer un cambio de chip. No es fácil, ¡como todo!

Lo que es cierto es que nuestros pensamientos generan nuestra realidad, y tenemos la costumbre de pensar “en negativo” y es difícil ser el primero en ser diferente. Cambiar estas cosas requiere un pequeño esfuerzo que comienza por uno mismo. No importa lo que haga el resto, importa lo que hagas tú.

Hoy leía en Facebook este fragmento de Abraham Hicks: “La mayoría de la gente no se da cuenta de que, a medida que continúan encontrando cosas de las que quejarse, incapacitan su propio bienestar psicológico. Muchos no se dan cuenta de que, antes de que empezaran a quejarse de dolores en su propio cuerpo  o de una enfermedad crónica, se estaban quejando de muchas otras cosas. No importa si el objeto de tu queja es alguien con quien estás enfadado, el comportamiento de otros que crees incorrecto o algún dolor en tu propio cuerpo. Quejarse es quejarse e impide mejorar.”

Creo que con esto lo dice todo. Ya no se trata de pensar en cosas buenas que quieres que lleguen a tu vida, se trata simplemente de no quejarnos. De aprender a aceptar las cosas y las personas como son y a librarnos del peso que provoca el “juez” que llevamos dentro. Este es un primer paso.